...es que detenerse por varios instantes también es parte. Es la danza de la paralización. El bailarín pasa de una inmovilidad a otra, dándome tiempo para la estupefacción. Y muchas veces su inmovilidad súbita es la resonancia de salto interior anterior: el aire detenido todavía contiene todo el temblor del gesto. Está ahora totalmente quieto. Existir se vuleve sagrado como si nosotros fuéramos tan sólo oficiantes de la vida...
con ustedes allí-aqui.
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